Salida en ferry desde el puerto de Cirkewwa. Empezaremos el tour visitando la iglesia dedicada a nuestra señora de Loreto para, después, dirigimos al pueblo pintoresco de Xewkija donde visitaremos la iglesia dedicada a San Juan Bautista. Continuaremos nuestra visita por la capital de Gozo donde realizaremos una parada para comer -almuerzo incluido-, y nos adentraremos en sus calles; descubriendo su increíble ciudadela, la Basílica de San George y la Catedral de Gozo. Terminaremos visitando el santuario de la virgen de Ta'Pinu.
El crucifijo de Gozo
Entre los múltiples crucifijos venerados en las iglesias de cada ciudad y pueblo de las islas maltesas, el que se encuentra en la iglesia capuchina de Gozo se distingue prominentemente debido a su historia y la devoción que inspira. Este crucifijo está intrínsecamente ligado a la historia de los Caballeros de San Juan en Malta. Se trata de una exquisita obra de arte siciliana del siglo XVII. Antes de que la Sagrada Imagen llegara a Malta, se conservaba en una casa que fue destruida por un incendio, pero el crucifijo permaneció milagrosamente intacto.
Más tarde, mientras se transportaba por mar, el barco fue seguido por un navío enemigo y, según el informe del capitán, la fortuna quiso que pudiera ser rescatado. En 1.736, una pequeña capilla rural bajo la Ciudadela de Gozo consagrada a Nuestra Señora de las Gracias fue confiada a la Orden de los capuchinos tras su petición al obispo Alpheran de que les concedieran un lugar donde construir un convento.
En una carta que el docto canónigo gozano Francesco Agius de Soldanis (1.712-1.770) escribió a un amigo, menciona tanto la capilla capuchina como el crucifijo; el canónigo describe el crucifijo como uno “de tamaño ordinario, bastante grande, considerado por todos como uno de los objetos más valiosos propiedad de la querida Custodia capuchina”. A partir de esta carta, se puede concluir que el crucifijo fue donado a los capuchinos cuando estaban construyendo su iglesia y convento. También descubrimos que esta santa imagen fue encargada 40 años antes de la escritura de la carta de Soldanis a Ignatius Saverio Mifsud en 1.747. La carta de Agius de Soldanis es un tesoro oculto para todo el que busca saber más sobre el Crucifijo milagroso.
El artista transmitió una cruda y cruenta visión del cuerpo del Redentor, como si quisiera transmitir a los fieles los últimos momentos de la agonía de Jesús. El crucifijo se adecúa con detalle a la Muerte en la Cruz tal y como fue idealizada por los Decretos del Concilio de Trento sobre Arte sacro. No vemos a Jesús pronunciando sus últimas palabras. Solamente vemos a Christus morens con un costado perforado, su cara de sufrimiento y el violento hundimiento de un cuerpo sin vida. La sangre que mana de sus heridas es reflejo de los escritos místicos medievales de santa Brígida de Suecia. Es la oración Anima Christi tallada en madera. Aunque carece de los atributos de los crucifijos pintados de Rubens, caracterizados por un perfecto moldeamiento del cuerpo de Cristo, su dimensión espiritual y sentido de la serenidad transforman la talla en una de elevada devoción, fielmente reverenciada, a través de la cual la intercesión de oraciones podría ser respondida y las gracias concedidas. La expresión del artista del sufrimiento de Jesús en la Cruz encarna la victoria del Salvador y marca esta fascinante sagrada imagen como una presentación ascética de la fe cristiana. En 2.017, el crucifijo de Gozo fue restaurado por la reputada empresa de conservadores y restauradores Prevarti. Fue la tercera restauración en 57 años. Un libro sobre este crucifijo también se publicó en 2.020 bajo el título de Crux Invicta.