Iniciaremos la visita a pie de la mano de nuestra guía en la capital, La Valleta, una imponente ciudad construida casi en su totalidad por los Caballeros de la Orden de San Juan y dónde podremos conocer la famosa St. John's Co-Cathedral, la iglesia de San Francisco de Asís y la iglesia franciscana de Ta'Giezu junto con su crucifico milagroso.
Recorriendo sus calles disfrutaremos de grandes obras de arte datadas de la época de los Caballeros de la Orden de Malta. Parada para comer -almuerzo incluido-. Por la tarde, disfrutaremos de la Catedral Anglicana de San Pablo con tiempo libre para perdernos en la belleza de su historia y donde sentiremos el fuerte caracter católico de los malteses.
Crucifijo de Ta'Giezu
El crucifijo de Ta'Giezu es una efigie de mediados del siglo XVII que infunde asombro y sobrecogimiento a todo aquel que lo mira. Todos sus elementos constituyentes, como la madera tallada, el pergamino, el yeso y el acabado, maestralmente compuestos por la profunda fe de Frate Innocenzo, logran alcanzar ese delicado y elusivo estadio entre lo sensual y lo espiritual. El crucifijo de Ta'Giezu se conoce popularmente como “el Crucifijo Milagroso”. La razón es que es, sin duda, el crucifijo más famoso venerado en Malta. La devoción que recibe es fruto de la popularidad de la iglesia franciscana donde es venerado. Un historiador franciscano del siglo XVIII, fray Giovanni Antonio Mercieca, declara que la iglesia de Ta'Giezu era considerada “como si fuera la parroquia de todo el mundo”. La universalidad de esta devoción en Malta es presenciada por el gran número de devotos que, durante siglos, han rezado delante del crucifijo. Es más, los malteses han considerado siempre este crucifijo tan “milagroso” que solamente rezar ante la imagen implica una gracia concedida. También han nacido leyendas en torno a este crucifijo que indican sus características “angelicales”. Durante tiempos de peste, sequía y guerra, el crucifijo de Ta'Giezu siempre era sacado en procesión penitencial. Los frailes franciscanos menores de la iglesia de Ta'Giezu y la Archiconfraternidad de la Santa Cruz establecidos en la “Cappella della Passione” de la misma iglesia, donde se venera el crucifijo, han sido fundamentales para mantener vivo este testimonio de fe y devoción hacia el Christus patiens (el Cristo sufriente) entre los fieles malteses.